
{Te bastó un instante para hacerme saber que era prescindible. Confusión más confusión es igual a vos, a mi, a nosotros. Sos la hermética coraza que vive, respira, que se mueve y avanza con los ojos cargados de un deseo codificado. Ignoro tu clave. Ignoro tu especie.
Te miro, dudo, te observo, dudo, te lanzo un conjuro, sonreís, callás, y yo me enredo con los hilos de este gran teatro negro sin guión ni dirección. No era imaginable: soñarte era una posibilidad graciosamente lejana, la hipótesis menos posible por ser simplemente imposible, pero ahora despierto y sé secretamente que estuviste ahí, invadiendo sin permiso el guión nocturno en el que nunca creí encontrarte. }